jueves, 28 de marzo de 2013

Tratado de la Cosas que nos Corroen

Estoy cansada. Estoy agotada.

De mi vida. De como es mi vida.

De como es ahora. De como es el ahora.

Estoy cansada. Deprimida.

No se salir. Puedo salir?, no creo, no se.

Me da miedo.

Ahora entiendo. Ahora comprendo.

Ya no es tan facil. Ya no lo es.

Ahora las decisiones cuestan. Ahora las decisiones, pesan.

No llego. No consigo llegar.

Me esfuerzo, pero siento que no llego.

No sirve de nada discutir. De nada. No soy escuchada. Mis palabras...son vanas.

No sirve de nada.

Estoy cansada para luchar, pero lucho

Lucho para que se me entienda y no obstante... vuelta a empezar.

Estoy cansada.

Ya basta de ombligo que mirar. Ya basta de justificaciones. Ya basta de ser el centro del Universo.

Ya basta... o a lo mejor me equivoco.

Pero ya estoy cansada.

Sometimes

Sometimes.

A veces, creemos
Y todo queda en eso.
Creer nos proporciona fuerza. Tal parece que poseemos fuerza por el hecho de depositar nuestra Fé en algo o alguien.
Si en algún momento olvidamos que creemos, un mal estado de ánimo basta para agarrarnos a la Fé depositada para remontar.
La fé mueve montañas. La Fé, sostiene vidas. La Fé...es la Fé..

Sin embargo... a veces, es el esfuerzo de otros lo que nos permite centrarnos en la Fé.
Es el Trabajo de otros el que nos permite concentrarnos en la Fé.
Es la Paciencia de otros lo que nos otorga  la libertad de disponer de nuestro  tiempo para dedicarlo a pensar y alimentar la Fé.

A veces, el que se Esfuerza, Trabaja y tiene Paciencia, también posee Fé... pero está demasiado ocupado Esforzandose, Trabajando y teniendo Paciencia para que otros puedan concentrarse solo en su Fé.

He dicho.


jueves, 6 de octubre de 2011

Tratado de las cosas que nos corroen II

No es el mundo... soy yo.
El mundo hace lo que puede, lo que sabe o lo que cree que debe.
Soy yo.
Hoy es tarde, ayer fué tarde... mañana, simplemente no lo sé.
Hacia donde sopla el viento?
Hacia el lado contrario.
Ya no puedo serlo, porque no lo fuí cuando pude,
pero entonces no lo ví.
Entonces ¿que puedo ser ahora?, no lo se.
Tengo nubes, muchas nubes.



miércoles, 11 de mayo de 2011

De lo divino que hay en las cosas II (el equilibrio)

El elemento Tierra es aqui muy potente y sin embargo, la vertical es tan clara. Solo me falta desentrañar este equilibrio para que empiecen a surgir las respuestas.
Un pájaro se posa cerca de mi. Lo observo perfecto en su existencia. El hecho de Ser, lo convierte en perfección y el vivir sin miedo, lo hace libre.
¿Para que ansiamos nada en la vida si ya tenemos lo más importante?. El hecho de haber recibido el aliento de vida debería estar presente. Pero nuestra existencia es tan larga, que nos permitimos el lujo de desperdiciar los momentos sin apreciar lo que de extraordinario tienen y es tan corta a su vez, que acaba antes de que te des cuenta. De nuevo, un ingrediente para cada platillo de la balanza.
Ve asentando lo mucho o poco que conoces de ti. Otorgate el beneficio de la duda y el de la evolución sin sentimiento de culpa ni remordimientos. Regresa a Dios. Regresa a Ti. Debes encontrar lo que de divino residen en ti y te equilibra.
Debes cambiar la "O" por la "Y".
En ello existe parte del equilibrio.
La Plomada y el Nivel.

Lo de divino que hay en las cosas I

El croar intenso, compuesto por un sin fin de animalejos de charca y río que animan la nocturnidad de un cielo sin luna pero repleto de estrellas, deja paso a las primeras luces del alba que vienen acompañadas de los cantos de los monjes como banda sonora que nos hace de guía para ir adentrandonos en el día.
La mañana se presenta fresca pero plomiza. El paisaje, de diversos tonos de verde bucólico invita a la tranquilidad, a la paz. La vida aqui, se rige por las pautas que marcan los momentos de oración, lo demás, es un espacio entre esos momentos, y este pasa tan rápido o tan lento como uno desee. Tan sólo si miras al sol, puedes marcar una idea de por donde va el tiempo reglado, pero hoy, por suerte, aún no ha salido.
Me siento bajo una enorme morera, sobre un frío banco de hierro que no molesta. Aqui se está bien. Por fuera se está bien, por dentro, la pena pugna por salir a enturbiar en forma de lagrimas. Saco su foto, la que guardé cuiadosamente entre las hojas en blanco con rayas de mi cuaderno y la miro. Hace un momento sonreía, ahora, al volver a mirarla, distingo una media sonrisa, de esas que tan bien le salían cuando queria decirte algo importante conteniendo el enfado, aprentando sus pequeños dientes y tensando la mandíbula. Quizá me dice que no llore y que ocupe este espacio y mi energía en averiguar que he venido a hacer aqui.
Y el tiempo sigue su ritmo. El silencio se rompe ahora por el sonido más o menos lejano de las motosierras podando los campos de naranjos, pero no se turba la paz.
Aqui no se puede pensar en lo mundano sin tener en cuenta lo divino. Es un lugar consagrado. En este rincón, el mundo profano se queda al otro lado de la entrada. Solo un poquito se cuela por las rendijas de la puerta pero como no tiene fuerza, no llega a contaminar, se disipa en la paz y la luz termina por hacerlo languidecer.
Necesito pasar página. Una página abierta desde hace años, desde siempre y después ya veremos.
La soledad que en otros momentos y lugares se convierte en una pesada carga, aqui adquiere una ligereza sin igual.
Suenan las campanas, de nuevo llaman a la oración.
Tres toques de campana por tres ponen fin a la conversación con Dios.
Las motosierras han cesado y dejan su lugar al lenguaje de un millón de pájaros primaverales, el sol al fin se ha decidido a asomar. Vuelvo a mi rincón. Las miles de preguntas que esta mañana bullían en mi cabeza han ido dejando espacio al sosiego para pasar a ocupar su lugar en el papel.
Una abeja y una avispa vienen a turbar mi tranquilidad y me provocan una sonrisa. Ambas tan parecidas y sin embargo su sonido no es igual, como las cosas de la vida. Otra abeja me da dos rápidas vueltas y se marcha ligera. Siento que encontraré sentido a todo esto, lo sé, pero igualmente sé que debo tener paciencia y dejar que el Silencio me hable.

sábado, 23 de abril de 2011

Acabo de recuperar el gusto por perderme.
Temerosa durante estos años a que si me perdía, no podía responder a lo que el exterior me demandaba, había perdido el gusto por perderme.
Y ahora rememoro lo que era.
Ahora estoy perdida en la música. Mis oidos solo oyen lo que suena en ellos y solo suena música.
Mis ojos ven movimientos, pero mis ojos, ahora mismo no son importantes. Ya lo han sido durante mucho tiempo.
Una sonrisa fuerza a mis labios a cambiar de posición.
Miro pero no escucho y me fuerza la risa.
Que ridiculas me parecen las imagenes cotidianas sin sonido.
Los labios de otros se mueven, sus gestos están hablando pero... yo no escucho. Solo escucho la música que no deja un resquicio en mis tímpanos ni en mi cabeza para otra cosa que no sea ella. Solo Yo.
Que dulcemente egoista es.
Se acabaron las quejas.
Se acabaron los suspiros.
Solo existo yo y la musica que me evoca.
Me evoca que dentro de mí hay más, y los demas que se ocupen de lo demás.
Hay mucho.
Menos que lo tuyo, sin duda.
Mas que lo tuyo, tambien.
Pero eso no es importante. No es un consuelo. No quiero consuelos, los consuelos no ayudan a crecer.

Tratado de las cosas que nos corroen

Azul. Azul marino. Blanco con rayas azules. Rayas azul marino. Azul un poco más claro, pero no celeste.
Pantalones oscuros. Azules. Azul marino casi negro. Quedan bien con cualquier chaqueta.
Rojo. Pero no para la ropa, sino para el corazón.
Azul. Azul como el mono de trabajo de los obreros.
Azul. Como el cielo que ahora alberga el alma.

Azul.
Siempre azul.