sábado, 23 de abril de 2011

Acabo de recuperar el gusto por perderme.
Temerosa durante estos años a que si me perdía, no podía responder a lo que el exterior me demandaba, había perdido el gusto por perderme.
Y ahora rememoro lo que era.
Ahora estoy perdida en la música. Mis oidos solo oyen lo que suena en ellos y solo suena música.
Mis ojos ven movimientos, pero mis ojos, ahora mismo no son importantes. Ya lo han sido durante mucho tiempo.
Una sonrisa fuerza a mis labios a cambiar de posición.
Miro pero no escucho y me fuerza la risa.
Que ridiculas me parecen las imagenes cotidianas sin sonido.
Los labios de otros se mueven, sus gestos están hablando pero... yo no escucho. Solo escucho la música que no deja un resquicio en mis tímpanos ni en mi cabeza para otra cosa que no sea ella. Solo Yo.
Que dulcemente egoista es.
Se acabaron las quejas.
Se acabaron los suspiros.
Solo existo yo y la musica que me evoca.
Me evoca que dentro de mí hay más, y los demas que se ocupen de lo demás.
Hay mucho.
Menos que lo tuyo, sin duda.
Mas que lo tuyo, tambien.
Pero eso no es importante. No es un consuelo. No quiero consuelos, los consuelos no ayudan a crecer.

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